sábado, 3 de octubre de 2015

Infoxicación

Nunca como en este tiempo, podemos disponer el acceso a tanta información, sobre el tema que se nos ocurra o se nos proponga.  Y, también, nunca como en esta época, vivimos con tanta carga de angustia y ansiedad. Cuando se supone que el conocimiento nos viene a dar una mano en nuestro crecimiento y desarrollo, no parece tan evidente que estemos en el buen camino de la maduración humana. Y es que no alcanzamos a procesar adecuadamente el inmenso volumen de información con que disponemos a diario. Porque creemos que todo es igualmente valioso y necesario para nuestra vida, no discernimos qué es lo que verdaderamente podemos aprovechar de este inmenso caudal que internet nos ofrece. Y así estamos, como queriendo beber el agua del mar entero en su majestuosa inmensidad, caminando por la vida medio ahogados, o chapuceando desesperadamente, sin poder aferrarnos a lo que la vida tiene de verdadero y saludable.


Esta situación que describimos es la sobrecarga de información tan difícil de procesar, que en la lengua española expresamos con el término “infoxicación”. Dicho término surge de la unión de las palabras “información” e “intoxicación”.
El término “infoxicación” fue introducido por Alfons Cornella en 1996, y se refiere actualmente a la idea de que la sobrecarga de información que recibimos todos, en especial de Internet en todas sus formas, puede causarnos la sensación de no poder abarcarla ni gestionarla y, por tanto, llegar a generarnos una gran angustia.
Corremos el riesgo de dejar andar un proceso insano de desintegración, de división en nuestra persona, cuando pocas veces llegamos a terminar una tarea que iniciamos, al embarcarnos en otra, y así sucesivamente. Y esto nos pasa cuando prestamos nuestra atención a tanta información, y lo hacemos de modo sostenido en el tiempo. Este proceso nos imposibilita o nos dificulta el poder desconectarnos, sometiendo a nuestra mente a un sobreesfuerzo desmedido, que va minando nuestro rendimiento personal y profesional.


Cómo reaccionar frente a esta sobrecarga de información y sus consecuencias en nuestra vida? Qué camino más saludable elegir para no dejarnos confundir y angustiar? Cómo podríamos lograr mayor aprovechamiento de las posibilidades de información que nos brinda hoy internet? Creemos que no hay soluciones mágicas y rápidas que nos devuelvan la sanidad y el equilibrio en el tratamiento de tanta sobreabundancia de información. Según Cornella, deberíamos poder tener un  filtro personal en la gestión de la información. Y es precisamente porque el filtro es personal, que dependerá de cada uno en última instancia. Por eso, en primer lugar, como individuos y como sociedad, la respuesta a esta problemática de la infoxicación debiera ser cultural. Es decir, un proceso en el que el aporte de cada persona en el ejercicio diario frente a tanta oferta informativa, sea el que vaya modificando las costumbres, y nos permita mejorar nuestra vida personal y profesional.
Posiblemente, como consecuencia del cambio cultural que se vaya produciendo, vendrían los cambios tecnológicos que den soporte a una utilización de la información más adecuada. Pero siempre será el aspecto cultural el que sostenga y preceda el aspecto tecnológico.
Finalmente, profundizando un poco más lo que Cornella plantea acerca de tener un buen filtro personal, se hace necesario, a los efectos que el filtro funcione, que tengamos muy claro cuáles son los principales temas que nos ganan la atención en nuestra vida, y el orden de prioridad de los mismos. A estos fines, nos puede ayudar lo que Cornella propone, que es dividir la información a la que accedemos a diario en tres grupos: “información fatal”, que es aquella que no tiene nada que ver con los temas de nuestro interés; “información interesante”, que es la que podría interesarnos en algún momento; e “información útil”, que es obviamente la información que más nos sirve y aprovecha.


Se hace necesario que cada uno, entonces, sepa responder a tres preguntas: ¿cuáles temas son los verdaderamente útiles para nosotros, y en qué orden de prioridad?; ¿dónde buscar la información apropiada a cada uno de dichos temas?; y ¿cómo buscar esa información?. Encontrar respuestas a estas preguntas nos permitirá ir dibujando el perfil de nuestro propio filtro de información, y que el mismo funcione adecuadamente, de tal forma de mejorar nuestra vida y nuestra productividad personal y profesional.


Para profundizar:

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